¿Es esto un fenómeno nuevo o aislado? ¿Siempre ha existido y ahora los medios de comunicación se centran en ello porque está “de moda”? ¿Los modelos familiares y sociales se están difuminando y los jóvenes están creciendo sin normas ni personas de referencia?
A la hora de analizar la causalidad del comportamiento humano, históricamente ha habido una dicotomía entre genética (o biología ) y ambiente, pero en las últimas décadas han aparecido teorías que tienen en cuenta más de un factor de conducta, son teorías multicausales, las cuales tiene una visión de ser humano global y completo, como un todo.
En el tema que vamos a tratar, vamos a resaltar principalmente tres influencias, que los psicólogos sociales consideran clave para que un adolescente se convierta en conflictivo.
- La familia.- cuando se entrevista a un adolescente que presenta un comportamiento conflictivo, y está empezando a cometer pequeños robos o a delinquir y se estudia a su entorno familiar, se observa en muchos casos que la familia lo desatiende, le reprocha su comportamiento, no le apoya o incluso existen patrones similares de comportamiento en los progenitores o adultos de referencia para el adolescente. La violencia en el hogar, la ausencia de límites claros, la ausencia de criterios educativos claros o situación socio-económica precaria, entre otros, son factores familiares que pueden propiciar que un adolescente resulte conflictivo.
- La escuela.- los adolescentes pasan gran parte de su tiempo en la escuela e instituto, y es aquí donde se destapan muchos de los problemas de disciplina. Aquí se pueden presentar diversos factores: fracaso escolar, desajuste entre las capacidades del joven y las exigencias curriculares, deslegitimación de las figuras de autoridad, etc.
- La sociedad.- La falta de recursos sociales comunitarios como instalaciones deportivas o culturales con horarios adecuados a los momentos de ocio de los jóvenes, puede provocar que los jóvenes busquen actividades inadecuadas. Si además se criminaliza por sistema a los jóvenes, éstos pueden desarrollar actitudes rebeldes destructivas contra la sociedad que los rechaza.
No se trata de buscar culpables, sino de identificar qué ha provocado el problema para poder empezar a trazar un plan de trabajo con el adolescente.
Algunas de las medidas que se pueden tomar son:
- Analizar la situación familiar, y buscar algún tipo de reestructuración familiar saludable para sus integrantes: analizar estilos de conducta de los padres, explorar límites, estilo educativo, comunicación y relación de confianza entre padres e hijo, etc.
- Realizar pactos familiares y escolares. I.e. en los institutos se está empezando a implantar la figura del mediador en la escuela, figura que en otros países ya lleva un tiempo funcionando y que consiste en llegar a acuerdos entre las partes y se pactan soluciones consensuadas que se revisan cada cierto tiempo. Se da protagonismo a los protagonistas de la acción y es una manera de que se impliquen en la búsqueda de soluciones a un problema y a toma de decisiones, todo ellos supervisado.
- Impulsar y reclamar iniciativas municipales adecuadas a las necesidades reales de los jóvenes.
- Devolver legitimidad a la figura de autoridad del profesor/educador.
- Entender que la familia es la encargada de educar, y en la escuela e instituto se enseñan contenidos.
- Concienciar a los responsables familiares de que son ellos los responsables últimos de la educación y actos de sus hijos.
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